Tenemos un ejemplo muy claro para poder explicar de manera sencilla en que se basa el acoso, y como se desarrolla. El principio de la balanza, en un extremo tenemos a la víctima y en el otro al acosador, y en el centro a los que serán los más importantes, los testigos que dependiendo a quién apoyen, harán que se produzca el acoso, o no . Debemos tener en cuenta que si los niños desde muy temprana edad se hubieran formado con valores éticos y morales, en los que se respeta al otro, en los que la humillación y el acoso no tienen cabida, los testigos de una situación de acoso jamás apoyarían al acosador, incluso no se daría la figura del acosador, puesto que un niño educado con buenos valores, y siendo rectificado por los padres en primer lugar y en segundo por los profesores, responsables también de su formación como personas, el niño no puede llegar a ser acosador. Digo esto, porque desde mi humilde opinión los máximos responsables de que exista el Bullying somos los padres, mucha gente le echa la culpa a la sociedad y a todo lo que esté fuera de él, a lo mejor porque nos creemos perfectos y no vemos el fallo en nosotros, pero no debemos olvidar que los niños ven en nosotros al ejemplo a seguir, y si nosotros faltamos a los demás, nos mofamos de los demás e incluso llegamos a humillar a los demás, ¿qué esperáis que hagan vuestros hijos?
Si un niño hace algo mal, ahí están los padres para corregirlos, pero ¿quién corrige a los padres si hacen algo mal, para que les puedan dar una buena educación a los hijos?, por eso el Bullying es un problema de todos. No habrá acosadores si los padres no lo permiten y cabe recordad algo muy importante, SOMOS LA CONSECUENCIA DE NUESTRA INFANCIA.